Lo leo y no lo creo...
Tengo ganas de escribirte
porque sí, porque te quiero,
y no necesito excusas
mentirosas para hacerlo.
Traigo debajo del tono
misterioso de los versos
unas caricias de hombre
-no de poeta- y mil besos
para que vistan tu piel
mientras te das a leerlos.
Todo lo demás no importa
hoy: mañana hablaremos,
si quieres. Hoy sólo basta
con decirte que te quiero...

Asi era y así me parecía, y ¡como tonta¡ me lo creí, hoy ha pasado bastante tiempo y cuando quiero encontrar algo de mentira en estas palabras, aún no consigo hacerlo...¿será cierto que el amor es ciego?.